Por Jose A. Ciccone

En este espacio trato de aportar artículos de interés recurrente cuando considero que pueden servir a la comunidad, como recordatorio de lo que no debemos perder de vista y mucho menos echar al olvido o la desidia cuando se trata de problemas agudos.

El caso del agua -hoy municipalizada- o la falta de ella, es un tema que permanece y lo será aún más, conforme crezca la población mundial y esta fuente de vida siga faltando. Perforaciones cada vez más profundas para conseguirla, y por lo tanto, complicaciones severas para la salud al extraerla contaminada de minerales que hacen más difícil su purificación, trayendo como consecuencia que en muchas partes del mundo habrá que beber lo que hay, aún a riesgo de enfermarnos, o morirnos secos, no hay más.

Campañas van y vienen, pero el público sigue sin dedicarle la atención debida, muchos medios de comunicación hasta se dan el lujo de clasificar esta difusión  publicitaria como de índole política, sin pensar en el daño que ocasionan con el solo hecho de mezclar indebidamente una causa genuina de bien público, con intereses oportunistas de rubros distintos, que buscan desesperadamente otros beneficios de la gente, como el voto, por ejemplo.

Es hora que el público, más allá de confusiones provocadas, tenga información transparente y de primera mano, que realmente alerten de este problema real, así de simple, así de grave.

Todos los años, todos los días

Sabemos a ciencia cierta que sin agua no hay vida, ni ahora ni nunca, en nuestro vapuleado Planeta Tierra. Resulta curioso y angustiante ver que mucha gente se interesa más todos los días, por ejemplo, por el precio del petróleo, la especulación y los intereses desmedidos por el valor diario de un Bitcoin, o por cuánto ganará Messi en el PSG, pero pocos se preguntan, ¿Cuánta agua nos queda para sobrevivir? ¿Qué debemos aportar desde nuestras modestas trincheras para solucionar, en parte, este gigantesco trance?

La indiferencia a este problema es el principal obstáculo a vencer, pues mucha gente todavía no le presta la atención debida y por lo tanto, no establece un compromiso con la sociedad a la que pertenece, empezando por su propia familia, informando y educando a nuestros hijos sobre el tema que tiene ya tintes dramáticos y nos comprometen moralmente a no separarnos del asunto y propagar los beneficios que aportan a la comunidad, actos concretos como el ahorro y el cuidado disciplinado del agua, que todos sabemos escasea y es una cruda realidad, no es un guión cinematográfico brotado de algún cerebro privilegiado y creativo, mucho menos otra serie mal planteada de Netflix.

En el año 2030 seremos más de 8,000 millones de personas en el mundo, con pocas reservas de agua, con el medio ambiente más lastimado aún y con generaciones nuevas que se harán la misma pregunta, si es que todavía pueden mojarse. ¿Por cuánto tiempo más tendremos agua?

Otros ejemplos, el mismo problema

Si aseveramos que esta crisis actual se hubiese podido prever, la incertidumbre nace cuando nos preguntamos si la conjunción entre gobiernos que no previeron con efectividad el problema y la baja pluviosidad mundial aunada a inundaciones que contaminaron el agua potable, fueron las únicas causas de este momento difícil de escasez. Echarle la culpa a las sequías solamente, sería como cargar la mano a una sola causa, olvidándonos por ejemplo que el suelo agrícola de todo el mundo, que requiere cada día más agua, se vuelve demandante implacable del líquido, sólo por el hecho ocurrente de querer darnos de comer.

Un empobrecimiento irreversible de las capas freáticas acuíferas subterráneas explican mejor esta situación que tiene varias aristas complicadas y, por lo mismo, ninguna solución concreta. En muchos lugares del planeta es simplemente carencia porque ni el agua propia alcanza. Se calcula que para los más de 7,800 millones de habitantes de nuestro planeta en este 2021, se necesita un 30 por ciento más de agua.

Muchos de los grandes ríos asiáticos están en su nivel más bajo. El Ganges y el Yangtsé corren el riesgo de no llegar nunca más al mar, como ya ha ocurrido con el río Colorado en Estados Unidos. Además que el Lago Mead, ubicado al sureste de Las Vegas, se encuentra a su nivel más bajo en casi 70 años. En China, las capas freáticas acuíferas del norte han descendido casi 40 metros en treinta años y desde la década pasada, descienden 1,5 metros al año.

A pesar de los esfuerzos y la conexión entre la escasez de agua y la población en crecimiento, muchos medios prefieren silenciar el grave problema y no informan a la gente, de la magnitud del problema y de las medidas correctivas, ¡que hay que tomar ya!

El problema del agua, hace muchos años que dejó de circunscribirse a la mera distribución, la realidad es que no alcanza. Los comentarios que siguen afirmando que el problema de la crisis hídrica se resuelve transportando agua alrededor del mundo, son poco serios. El único discurso serio es el de ahorrar el agua, oír los mensajes de las autoridades especializadas en el tema y asimilar el rol importante que nos toca jugar hoy. Es inconcebible que haya gente que aunque puede, no quiere pagar el agua en nuestro Estado, ni en esta nuestra Tijuana que recibe el líquido transportado desde cientos de kilómetros -desde el Río Colorado cada día con menos líquido por las continuas sequías-, con empuje y bombeo las 24 horas del día.

Hagamos un esfuerzo y seamos parte en una solución de conjunto. Parafraseando una canción del admirado y talentoso Joan Manuel Serrat, hablando del agua, digamos: Cuídala como cuida ella de ti.

 

 

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