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Por Jorge Valdivia

Alguna vez has pensado ¿Qué pasaría si Santa Claus no existiera? Los regalos quizá no llegarían o hasta la Navidad dejaría de ser tan importante como ahora.
 
Las posadas estaban cerca y no había podido comenzar la acostumbrada tarjeta navideña. Podría argumentar que era por falta de tiempo, aunque realmente lo que faltaba era inspiración.
 
Ya había intentado escribirla sin ningún resultado. Se me fundió el foco. Trataba de iluminarme buscando ideas en cada rincón de mi cerebro pero todo intento era en vano. En el proceso, más de una vez batallé contra la procrastinación y algunas noches para no dormir, hasta que en la última madrugada me venció Morfeo. Mis ronquidos eran tan fuertes que no escuché cuando Santa entró a mi sueño.
 
A pesar de que estaba profundamente dormido, sentía que algo se movía dentro de mí, así que entreabrí un ojo hacia adentro y pude ver cómo de su costal sacaba algo, era un foco nuevo, y se dispuso a cambiarlo por el mío que ya no funcionaba. Después, sigilosamente salió por mi oreja izquierda mientras miraba hacia el cielo y guiñó un ojo, como dando la señal al niño Dios para que prendiera mi nuevo foco.
 
Así, se encendieron las ideas, que curiosamente no estaban en mi cabeza donde yo las buscaba, sino en mi corazón. Al día siguiente pensé ¿Qué pasaría si Santa Claus no existiera? o que no se presentara a trabajar el único día que todos lo esperamos, inventándose alguna excusa, como: “se me enfermó Rodolfo, “mis ayudantes, los duendecillos, perdieron el polvo mágico para hacerme invisible” o, “ se me descompuso el trineo”.
 
Tal vez esto te tenga sin cuidado porque ya no tienes la imaginación para creer en él o la valentía para aceptar su existencia.
 
Aunque sin querer reconocerlo, el niño o niña que llevas dentro se entusiasma estos días navideños, recordando o viviendo esta hermosa época del año con los más pequeños para crear momentos que se convertirán en una hermosa memoria que nos acompañará toda la vida y mantendrá despierta nuestra imaginación, porque la Navidad está hecha de fantasía, de la ilusión de tener la dicha de ver un nuevo año con la esperanza de que sea mejor que los anteriores, donde no falte lo que importa: salud, amor, trabajo y creatividad para enfrentar todo tipo de situaciones, creatividad para inventar e intentar un mundo mejor. Así que para cerrar este 2023 -que se llevó la presencia física de seres queridos y nos deja grandes experiencias y aprendizajes-, recibe el abrazo más grande y apretado que jamás hayas imaginado para esta navidad y todo el año que viene, de parte de alguien que aún cree en Santa y en la magia de estas fiestas en que celebramos el nacimiento del niño Dios. ¡Felices fiestas!
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