Por José A. Ciccone

En un par de semanas más, iniciaremos el llamado ‘año de la visión perfecta’, por aquello que el 20/20 en cada ojo nos permite disfrutar de una vista normal, claro que esto representa sólo una metáfora para una realidad que debemos ganarnos entre todos. Desde la tribuna de la comunicación habrá que hacer lo que esté a nuestro alcance para cumplir con el propósito de informar más y mejor y no dejarnos avasallar por la velocidad embriagadora que no siempre permite un análisis más exhaustivo de la noticia, saber llegar a tiempo aprovechando la inmediatez, pero además analizar lo que vamos a publicar para no caer en falacias de fuentes mal informadas, datos estadísticos y mucho menos de carácter jurídico que resulten erróneos.

Por ejemplo, hoy el panorama empresarial parece tomar un rumbo más acelerado y en cuestiones relacionadas a la información, la transparencia que exigen los mercados actuales, obligan a las empresas a actuar con la misma celeridad y claridad de conceptos a la hora del contacto con el comprador directo de sus productos y servicios o con el público en general. De igual forma ocurre con las empresas paraestatales y los gobiernos en turno en el momento de comunicar oportunamente sus actividades, donde los acuerdos, gastos, plazos o posibles endeudamientos comprometidos a nombre de la comunidad, deberán quedar claros y comprobados, además de disponibles, ante la consulta permanente de una sociedad atenta, no sólo más ávida de información, sino mejor enterada y comunicada entre sí.

 Cuando hablo de información de las compañías hacia la gente, no quiero dejar de mencionar el papel que juega el periodismo en este enlace comunicacional, porque sin él, sería imposible llegar masivamente al público, en el entendido que si bien existen hoy otras vías como las redes sociales, donde cualquiera se comunica con cualquiera o cualquiera difama o enaltece a cualquiera, se debe pasar por el tamiz profesional precisamente para que esa información empresarial no se tergiverse o se la maneje de manera sesgada o antojadiza.

El papel del departamento de comunicación de una empresa es recopilar y detallar información para brindársela a los medios, pero si el que recibe ese material, en este caso el periodista, no le da el cauce efectivo, lo que sucede entonces es que las empresas corren el riesgo de perderse la oportunidad inmejorable de acercarse de manera clara y efectiva a sus públicos blancos, aquellos que le compran sus productos, posicionan de manera favorable sus productos y mantienen en alto el buen nombre de una marca.

Sucede que en ocasiones se producen conflictos entre empresas y medios de comunicación a partir de malas interpretaciones o comunicados no muy claros, puedo aceptar que el choque se vuelve inevitable porque se lo postula como la defensa de intereses encontrados, aunque muchas veces lo que aparece como un enfrentamiento es, en realidad, consecuencia del desconocimiento, el de no saber cómo es o cómo funciona el otro. Aquí es donde aparece de manera sustantiva el “know how” de las personas que, desde las empresas tienen a su cargo el área de comunicación o relaciones públicas y elaboran estrategias para una mejor relación con los medios y, por extensión, con una buena parte de la sociedad.

En muchos casos, el contacto más importante que tiene el periodista con una empresa, no es con el titular de la misma, sino con la persona o consultora que actúan como marco de referencia y bisagra entre las partes. Aclaremos que no siempre ni en todos los casos, las relaciones entre empresas y medios son de conflicto, dado que existe un amplio espacio en el que los intereses de ambas partes convergen. Si pudiéramos estratificar las relaciones, hecho que sólo es posible desde el prisma teórico, diría que existe una franja en la que contactan las grandes empresas que producen bienes o servicios, por una parte y las grandes empresas periodísticas, por la otra: un segundo estrato constituido por las formas y los modos en que se relacionan  las grandes empresas con los medios secundarios y un tercer segmento vinculando a pequeñas o medianas empresas y los grandes medios de información, después de esto, todas las combinaciones y ejercicios posibles.

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