La tecnología creció con nosotros y ya nos rebasó, ahora forma parte de nuestro día a día y ya hasta nos ha vuelto impacientes ¿Qué nos espera en un futuro?
Una vez, hace muchos años antes que los dispositivos inteligentes y las computadoras tuvieran la omnipresencia que les hemos concedido, una persona pidió a la contadora de la oficina que enviara un documento por fax. Pero antes le dijo: “espera, déjame sacarle copia, esa es la única que tengo”. Después escuché un chiste que decía que un tipo ante una eminente devaluación tranfirió por fax una gran cantidad de dólares al extranjero, y para evitar acusaciones eliminó toda la evidencia.
La tecnología para la niñez de mi generación era cosa del futuro y éste nos alcanzó muy rápido y creció con nosotros. Lo que veíamos en caricaturas y revistas pronto se volvió parte de nuestra cotidianidad. Lo traemos en nuestro ADN. Somos impacientes. Metemos un alimento al microondas y se nos hace eterno el tiempo que dura en calentarlo. Enviamos un WhatsApp y queremos que nos contesten a la velocidad de la luz.
Pensamos que todo ya debe funcionar como dentro de 10 o 20 años y en verdad nos sentimos decepcionados cuando ésto no ocurre. Hará más de dos décadas, acababan de salir los smart TVs en las que se podía insertar un USB para descargar imágenes, documentos y videos, en una presentación no dudé en intentar tocar la pantalla con mi dedo para mover y abrir un folder. Las personas, más jóvenes, voltearon a verse y se rieron entre ellas. En el momento sentí penita, pero luego pensé: “entonces no son tan inteligentes estos aparatos”. Por supuesto que ahora ya existen monitores con esta capacidad. Los lavabos, a la fecha me pasa que sin pensarlo, inmediatamente pongo las manos debajo del grifo y no siempre sale el agua de manera automática, y las muevo a la derecha y a la izquierda esperando el chorro hasta que me doy cuenta que se debe abrir la llave de manera manual, lo mismo me pasa con el despachador del jabón.
El futuro ya no es como antes. ¿Con qué nos sorprenderá?, ¿Qué será eso que no estemos esperando ya?. Siempre he tenido dos versiones, una en la que de manera equitativa convivimos con la inteligencia humana y la inteligencia artificial -este término me hace pensar en la risa, alguna amistad o postura, que no es real, así que cuando escucho: “inteligencia artificial” pienso en alguien que aparenta saber-, y esta relación nos permite resolver muchas cosas.
La otra versión es apocalíptica, donde a pesar de los avances en la ciencia o precisamente debido a ello, creemos que no necesitamos de personas reales. ¿Y si hacemos al revés? cambiemos el chip, como dicen, y trabajemos en un mejor pasado. Hagamos hoy, en el presente, todo para que la historia sea mejor. Así, el mañana no tendría más el poder de preocuparnos. Mañana sólo será otro día.